Violencia de Género

La violencia, sea cual fuere, conduce al delito. La actitud del violento nada tiene que ver con la fuerza ejercida en defensa del orden y del derecho, ni tampoco con la vehemente defensa de argumentos y posturas.

La violencia de género conlleva un plus de maldad: el uso alevoso por el agresor de su superioridad física o el abuso de éste de la inferioridad del agredido que, en el caso de la mujer, en muchas ocasiones proviene de una pretérita pero no preterida postura de sumisión que en demasiadas ocasiones conduce a las más graves cotas de la criminalidad.

Así las cosas, el reproche social debe acentuarse en su carácter ejemplarizante, aspecto no reñido con la reeducación y reinserción por la pena.

En el ámbito de las víctimas hay que educar para la firmeza y sobre todo para que esta peculiar lucha contra el crimen no sea un tejer y destejer cuál tapiz de Penélope.

 

"La idea es la fuerza del hacer"